La salud mental en México: entre estigmas, carencias y nuevas oportunidades.
Hablar de salud mental en México es meterse en un tema complicado. Por un lado, está el aumento en la oferta de terapias y herramientas psicológicas, pero por otro, siguen existiendo prejuicios, falta de recursos públicos y una enorme desigualdad que hace que muchas personas no puedan ni considerarlo una opción. María del Rosario Briseño Berra, psicóloga, terapeuta y docente, compartió su experiencia y puntos de vista sobre los retos y avances en este campo.
¿Quién es María del Rosario Briseño Berra?
María del Rosario es de Puebla, Puebla, y lleva años trabajando en el mundo de la psicología y la educación. Estudió Psicología en la BUAP, y más tarde hizo una maestría en el Tec de Monterrey con una investigación sobre las necesidades afectivas de las familias en el aprendizaje de la lectoescritura. Actualmente está haciendo un doctorado en Sociología en la BUAP, enfocándose en cómo sanar colectivamente frente a la ansiedad.
Además, tiene una lista impresionante de estudios y entrenamientos: desde Psicoanálisis Relacional y Arteterapia, hasta técnicas de Atención Plena en lugares como India y Nepal. Ha trabajado como docente universitaria y en su práctica clínica se especializa en terapia para niños, adolescentes, familias y grupos.. María tiene una visión amplia y empática sobre lo que significa cuidar de la salud mental.
El impacto de la pospandemia y las redes sociales
Para María, hay dos cosas que están afectando mucho nuestra salud mental hoy en día: la pospandemia y la saturación de información. "Primero, la pandemia nos cambió todo, y ahora estamos tratando de reorganizar nuestras vidas, pero no desde cero, sino arrastrando lo que ya venía de antes", explica.
Además, vivimos en un mundo donde todo está a un clic , pero eso también nos está llenando la cabeza de datos que no sabemos cómo procesar. "Estamos tragando información como si fuera comida chatarra: no la digerimos, no tomamos lo que nos nutre y dejamos lo que no sirve", dice.
Este exceso de datos, combinado con las exigencias del sistema económico, está causando que cada vez más personas se sientan agotadas, ansiosas o deprimidas. "Nos piden que demos todo, que seamos productivos, pero nuestro cuerpo y nuestra mente están pagando el precio".
¿Cómo sabemos que algo no está bien?
Las señales de alerta suelen aparecer primero en el cuerpo. Cambios en el sueño, la alimentación, problemas para concentrarse o incluso dolores físicos que no se pueden explicar pueden ser señales de que algo no está esta del todo bien con nosotros.
"Muchas veces vamos al médico porque algo nos duele, pero el problema viene de la salud mental", comenta. También menciona las relaciones personales son un indicador importante: "Si te aíslas mucho, si tienes problemas para conectar con otros o, al contrario, necesitas de manera exagerada estar con alguien, eso puede ser una brújula para saber que necesitas ayuda".
El psicólogo como guía, no como juez
María tiene claro que lo más importante que un psicólogo debe ofrecer es un espacio seguro y lleno de empatía. "La técnica es importante, claro, pero lo que realmente ayuda es el encuentro humano, el saber que la persona frente a ti está ahí para sostenerte sin juicios", dice.
Cuenta que a lo largo de sus 20 años como terapeuta, ha visto cómo los pacientes valoran más la conexión y la comprensión que cualquier método mas sofisticado. "Carl Jung decía que, aunque conozcas todas las teorías, lo importante es ser un alma humana frente al paciente, y estoy completamente de acuerdo".
Los estigmas que todavía pesan
Aunque cada vez más personas buscan ayuda psicológica, todavía hay estigmas que pesan, sobre todo en personas de edad avanzada. "Todavía hay quien piensa que ir al psicólogo es 'para locos' o que es un lujo innecesario. Y eso, aunque está cambiando con las generaciones jóvenes, sigue siendo un freno", señala María.
Otro obstáculo es el miedo a enfrentarse a uno mismo. "Muchas personas llegan con miedo porque saben que van a encontrar cosas que han estado evitando por años. Eso puede ser muy difícil", dice.
En ciudades como Puebla, la psicoterapia está más normalizada, pero María comenta que incluso puede convertirse en un tema de estatus. "Para algunos, decir 'voy a terapia' se ha vuelto algo que demuestra cierto nivel socioeconómico, lo cual es un tema digno de ivestigar, pero también preocupante".
¿Y el sistema de salud pública?
Hablar de atención psicológica en México es darse cuenta de que estamos muy lejos de tener un sistema inclusivo. En el IMSS, por ejemplo, hay muy pocos psicólogos para atender a toda la gente que lo necesita. "Las citas son cada tres o cuatro meses, y el objetivo no es trabajar en profundidad, sino simplemente silenciar los síntomas para que la persona pueda seguir trabajando", explica María.
Esto hace que muchas personas tengan que buscar ayuda en consultorios privados, lo cual no siempre es accesible, especialmente para quienes viven en condiciones precarias.
¿Un lujo o una necesidad?
Para muchas personas, sobre todo aquellas en situaciones de pobreza, hablar de salud mental parece un lujo. "Cuando estás preocupado por tener comida y un techo, es difícil pensar en ir a terapia", dice María. Sin embargo, insiste en que la salud mental es tan esencial como cualquier otra necesidad básica.
"Es verdad que vivimos en una sociedad que nos empuja a no sentir, a seguir funcionando como máquinas, pero prácticas como la psicoterapia, la meditación o incluso el arte pueden ayudarnos a recuperar esa conexión con nosotros mismos", concluye.
Un cambio necesario
La salud mental no debería ser un privilegio, sino un derecho para todos. Aunque hay avances, María cree que todavía hay mucho por hacer, desde cambiar la percepción cultural hasta mejorar los recursos públicos. "La salud mental no es solo la ausencia de enfermedad, es lo que nos permite tener una vida plena, incluso con los conflictos inevitables", reflexiona.
Es hora de que como sociedad reconozcamos la importancia de cuidar nuestra mente tanto como cuidamos nuestro cuerpo. Tal vez ahí esté la clave para construir una vida más equilibrada y humana.